Con el arribo del COVID 19 (esa rara nueva enfermedad), llegaron los cambios y las adaptaciones, los barbijos y las máscaras, el alcohol en gel y en solución, nos enseñaron a lavarnos las manos y a desinfectar las cosas que traíamos de la calle, en fin, nuestro mundo se modificó de manera radical en un abrir y cerrar de ojos.
Para los que somos docentes, y a punto de comenzar con nuestras tareas, comenzó un tiempo de incertidumbre y cuestionamientos sobre cómo lograr llevar a cabo nuestra tarea, de la mejor manera posible y además tener éxito en el intento, no había tiempo para el ensayo. Junto a la zozobra y la duda, aparecieron numerosas opciones, de la mano de la tecnología. Sin darnos cuenta nos fuimos convirtiendo en especialistas y adoptamos un vocabulario nuevo, aprendimos a usar plataformas de comunicación, que existían desde hacía tiempo, pero nunca pensamos que nos iban a ayudar a resolver los inconvenientes que teníamos, de manera masiva. Algunos se hicieron especialistas en clases virtuales en vivo. Otros en grabación y edición de videos para canales en Youtube; algunos nos convertimos en youtubers.
Así como los docentes, el resto del arco profesional tuvo que adaptarse a esta nueva situación. Para aquellos que ejercen su profesión de manera independiente hubo que dictar protocolos de trabajo seguro.
Así como en un momento las cosas se complicaban, también empezaron a aparecer las oportunidades, en forma de charlas, conferencias y capacitaciones (webinarios) desde distintos organismos que representan el quehacer profesional de nuestro país y de la región. La misma pandemia, que nos trastocó los planes para este 2020, nos dio la oportunidad de mostrar a nuestros colegas y a la sociedad en general de nuestros trabajos y nuestras investigaciones. Pero lo que es más importante, apareció una avidez por aprender nuevas tecnologías y metodologías, situaciones que normalmente quedan postergadas por el devenir cotidiano del ejercicio profesional.
Son numerosas las instituciones que organizaron y dictaron estas actividades, en el caso de Geología y por mencionar algunas: Colegios y Consejos Profesionales, Consultoras Ambientales, Universidades, Asociación Geológica Argentina entre muchas otras.
Sin darnos cuenta, y obligados por las circunstancias abrimos una puerta con numerosas opciones, formas nuevas de trabajar y mejorarnos, que llegaron para quedarse. Debemos esforzarnos para que con el retorno de la normalidad, no olvidemos lo aprendido a la fuerza ni decaigan nuestras ganas de superarnos y llevar adelante las tareas encomendadas.
Pienso que es momento de aprovechar la sinergia que se ha generado en el mundo profesional, con el fin de afianzar el vínculo entre aquellos profesionales que ejercen sus actividades de manera liberal y aquellos que lo hacen desde la Academia, desarrollando una relación simbiótica que permita crecer a la sociedad en la cual los profesionales nos encontramos inmersos.
