Posteriormente, estudie el doctorado en entomología en la Universidad de Massachusetts bajo la dirección del Dr. Ronald Prokopy desarrollando esquemas biorracionales de manejo de plagas en huertos de manzana. La idea era buscar técnicas de manipulación de la conducta de insectos que permitieran eliminar el uso de insecticidas para control de plagas. Posteriormente trabaje durante 13 años en el Instituto de Ecología A.C. (INECOL) un centro de investigación pública del Estado de Veracruz en México. Ahí continué haciendo investigación básica sobre moscas de la fruta e investigación aplicada sobre manejo de plagas y técnica del insecto estéril. En el INECOL, tuve oportunidad de colaborar con colegas Tucumanos especialistas en control biológico (Dr. Sergio Ovruski y colaboradores). En una reunión de trabajo en Ile Maurice parte de un proyecto de investigación financiado por la Agencia de Energía Atómica, conocí a la madre de mis hijos tucumanos. Hice un año sabático en el laboratorio del Dr Ovruski en el PROIMI en Tucumán y posteriormente mi esposa hizo un postdoctorado en la Universidad Veracruzana en Xalapa. Tras algunos años de idas y venidas mi esposa y yo conseguimos el ingreso a carrera en el CONICET y nos incorporamos como investigadores del PROIMI en Tucumán. Mi inserción en el grupo del Dr. Ovruski fue muy fácil y rápidamente pude desarrollar líneas de investigación, vincularme con programas de manejo de moscas en Argentina, e incorporar estudiantes locales al grupo. La acogida de mis colegas del PROIMI fue muy buena y cordial lo cual facilito el trabajo productivo. De la misma forma la acogida de un Mexicano entre Tucumanos se dio con mucha facilidad, los latinoamericanos compartimos muchos rasgos culturales que nos hacen afines y aunque siempre se extrañan algunas cosas de mi país, con todo y mi acento de Chavo del Ocho también he incorporado costumbres Argentinas y amigos Tucumanos a mi vida.