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  • 24 Febrero, 2021
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ESCALADA

pablo

Pablo Goloboff


Comencé a escalar en 1984, en Buenos Aires; un amigo me llevó a la palestra (muro para aprender y practicar escalada). Tenía en ese momento 21 años; nunca más dejé de escalar. Hay varios estilos de escalada, pero yo después de unos años, me fui decantando claramente por la escalada deportiva. En la escalada deportiva, se sube con seguros pre-emplazados, fijos, de modo que el foco está en la dificultad y no en el peligro. Para poder subir vías de cierta dificultad, es necesario conocer las técnicas y entrenar regularmente –varias veces por semana, idealmente. Cuando vine a vivir a Tucumán, en 1994, había aquí algunos grupos de montaña (CAT, ATA), pero ningún muro de escalada ni gente que se dedicara a la escalada deportiva. Para poder seguir practicando, tuve que construir (con ayuda de mi esposa y amigos interesados en la escalada), los primeros muros de escalada de Tucumán. El primero fue en lo que es hoy el MUNT. Tras varias mudanzas, recalamos finalmente (2012) en nuestro muro actual, en Gimnasio Loft (Dean Funes 50, frente al Parque Guillermina). Hoy hay otros muros en Tucumán, que (en vista de que al nuestro le fue bastante bien) abrieron después. El nuestro sigue siendo el más grande (con unas 2000 presas y casi 180 m2 de superficie escalable); dictamos cursos y ayudamos a la gente que quiere iniciarse en la escalada. Mi hija Victoria (22 años, escala ocasionalmente desde los 10, y regularmente desde 2014) es hoy instructora en el muro y da clases de iniciación (tengo que mencionar a mi otra hija, Lucía, que no escala, pero es gimnasta y acróbata).

Como biólogo, he amado siempre la vida al aire libre, pero en mis investigaciones trabajo ahora principalmente con computadoras, y no tengo necesidad de hacer tareas de campo. La escalada entonces me permite seguir en contacto con la naturaleza y hacer salidas regulares. Pero no es este el único atractivo de la escalada. Además de algunos motivos muy personales (como el gusto de poder escalar con mi hija, y otros que aquí no vienen a cuento), también me fascina en la escalada el hecho de que permite plantearse desafíos absolutamente concretos. Se puede superar un paso o movimiento de dificultad equis, o no se puede; no hay puntos intermedios. No es que a quien no tiene la técnica y el entrenamiento ese movimiento le resultará difícil, sino totalmente imposible. Los progresos son graduales, pero en cada etapa, se los puede definir y medir. Otro atractivo es que es un deporte tremendamente mental. No se harán muchos progresos si no se encuentra la fuerza de voluntad para intentar veinte veces lo que no nos salga, seguir entrenando, mejorar la técnica y el equilibrio, y (llegado el momento) tener la decisión de poder aplicar eso en una pared a 15 o 20 metros del piso. La satisfacción y sentido de plenitud y superación cuando uno logra vencer un obstáculo así no tiene comparación con nada que yo conozca. Normalmente escalo tres veces por semana (en sesiones de 2 hs. cada vez), y complemento con algo de entrenamiento o aeróbico el resto de los días. El pedido de hacer esta nota me encuentra accidentado (con una fractura de calcáneo, desde hace dos meses), así que después de 36 años escalando no sé a ciencia cierta cómo será mi futuro en el deporte. Pero una vez que a uno lo picó el bichito de la escalada es imposible dejarlo –en este momento estoy escalando con un solo pie (siempre asegurado, ya que no puedo aún caer sobre el pie), porque ya no aguanto estar sin escalar. Calculo que tengo otros dos meses hasta poder volver a escalar con los dos pies. En suma, no es que hago escalada por tener un hobby o porque me divierte –escalar es tan necesario como respirar! La escalada es una parte esencial de mi vida y me apasiona tanto como la investigación científica. De hecho, la escalada ayuda y complementa mi trabajo de investigación, que también me apasiona, tanto que a veces me cuesta desengancharme. La escalada es lo único que me sirve para poder limpiar completamente mi cabeza de algoritmos y de código, descansar la mente, y poder luego retomar el trabajo con más ganas.

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