VIAJAR

  • 27 Abril, 2021
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Viajar es la forma más intensa de aprender…..

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Tatiana Cortez Burgos
 

Si hay algo que me apasiona tanto como mi profesión es viajar, conocer gente de diferentes culturas, aprender sobre nuevas costumbres, descubrir paisajes, probar platos exóticos o saludar en el idioma local. Todo el proceso es un gran aprendizaje, es una experiencia maravillosa para el cuerpo, mente y espíritu.


La pasión por conocer nuevos lugares y lanzarme a una aventura tras otra, tiene su origen en mi infancia. De pequeña viví en diferentes países y estuve en contacto con niños de diversas nacionalidades…de allí nacen los recuerdos, las añoranzas y el deseo fuerte de conocer otras culturas.

Tengo la suerte de haber encontrado un compañero de vida tan apasionado por descubrir nuestro mundo como yo, con el plus de que le ha aportado a esa aventura el amor por el senderismo. Es por ello que puedo asegurar que, si un viaje nos hace felices y nos aporta conocimiento, sumarle actividades de hiking o trekking por montañas, valles o ríos donde el turista tradicional no llega, es invaluable.

En cada viaje me resulta inevitable observar, analizar y comparar la aplicación de los principios de gestión ambiental, ya sea en una gran ciudad, en un refugio de montaña o en una isla remota. Entre los lugares que más me han impactado desde el punto de vista del respeto, educación y modernidad es Singapur, nunca olvidaré que junto a mí, un grupo de estudiantes de unos 11 años de edad más o menos, recorría el “Gardens by the Bay” con tablets en la mano siguiendo a la profesora y viendo los diferentes estratos de la selva lluviosa, sintiendo en sus caras la humedad típica de estos ambientes, hasta tocando la textura de las plantas naturales, mientras que en otro sector estudiaba otro grupo las cactáceas típicas del norte argentino, paraguayo y boliviano… allá al otro lado del mundo.

En el sudeste asiático uno puede entrar en contacto estrecho con la flora y fauna acuática y terrestre, visitar islas convertidas en reservas naturales a las cuales se accede durante unos meses del año o ascender cerros para admirar las bahías desde lo alto. En este contexto, he tenido sentimientos encontrados, quedarse maravillado por semejantes paisajes y colores sobre todo de aquellas playas por el mar de Andaman (Tailandia) de colores turquesas, con arena blanca y relieve kárstico, y por el otro tomar conciencia del impacto del turismo masivo.

Quede boquiabierta por la obra del tucumano César Pelli en Kuala Lumpur (Malasia), caminar en medio de las ruinas del imperio Kemer en Siem Reap (Camboya) te permite imaginar el ingenio humano a lo largo y a lo ancho de esta tierra, y por otro lado el avance de la natura cuando todo cesa como en Angkor Wat, te transporta a otra dimensión, árboles creciendo entre la infraestructura como “devorando” las ruinas de ese antiguo reino.

El descender los diferentes pisos de las ciudades subterráneas en la región de Capadoccia (Turquía) uno comprende hasta dónde puede llegar la capacidad del hombre, para resolver las dificultades que se presentan. A un par de horas en distancia, uno queda sin palabras en los famosos travertinos de Pamukkale y al mismo tiempo se puede ver su exitosa restauración ambiental luego de que fuese declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La Argentina es un país privilegiado por pertenecer geográficamente al triángulo del litio, pero fue en Europa donde pude apreciar la importancia de su utilización en los vehículos eléctricos y las sencillas estaciones de carga de baterías. Todavía recuerdo que en un viaje a Chile no paraba de sacarle fotos a los generadores eólicos que para mí eran una total novedad, hasta que recorrimos parte de Europa en tren, donde veíamos kilómetros y kilómetros de generadores a lo largo del recorrido, y ni hablar del poder de los ciclistas, que por cierto me sirvió de inspiración para empezar a usar más seguido la bici aquí en Salta.

El caribe y Centroamérica son preciosos, una ensalada de arrecifes, colores, alegría, mar y montañas, de la cual llevo en el corazón a la verde Costa Rica, pequeña pero poderosa en el aspecto ambiental, nos enseña con el ejemplo a vivir con respeto al entorno.

Caminar por el Qhapaq Ñan en Perú, Bolivia, Chile y Argentina te deja simplemente estupefacto, sentir la puna en los pulmones, que los cóndores “te despeinen” en la cima de las montañas, tomar agua de deshielo en la Patagonia, caminar por sus glaciares son experiencias que recomiendo vivirlas al menos una vez.

Aventura…hasta que las piernas no den más

Poco después de conocer a mi ahora esposo, empezamos a subir cerros por Salta, luego se convirtió en tradición sumar un recorrido en cada viaje que hacíamos y así fuimos apostando a más, llegando a planificar viajes exclusivos para realizar hiking y trekking, él último que hicimos fue a Bariloche, tan cansador como soñado.

La pandemia, nos ha dado por un lado la oportunidad de quedarnos en Salta y recorrer a fondo sus montañas, lagos, cascadas y quebradas, y por otro, el tiempo para poder compartir experiencias de travesías y salidas cortas, en el marco de la práctica responsable del deporte, el respeto por el ambiente y la promoción del plogging. (Instagram TREKSLA: www.instagram.com/treksla).

No me quedan dudas que la gente no hace viajes, son los viajes los que hacen a la gente, y todas esas emociones y experiencias forman parte de una de mis fórmulas para la felicidad: F=Viaje x Aventura 2.
¿Te animarías a aplicar esta fórmula?

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