Desde su tesis de Grado le interesó el tema de la muerte y su incidencia en la vida cotidiana y política de los habitantes de la antigua Ibatín, tema en el que siguió investigando con la idea de reconstruir los paisajes histórico-religiosos de Tucumán. Quizás muchos lo recuerden más como un apasionado de la política universitaria, pero su otra pasión era la historia colonial desde una mirada más crítica e inserta en las problemáticas domésticas de sus habitantes. En su corta carrera dirigió y co-dirigió a varios tesistas de grado, brindándoles desinteresadamente todo su conocimiento de las fuentes históricas (la cual, por cierto, era enorme). En los últimos años se había convertido en uno de los referentes de consulta sobre la historia de Ibatín, tanto por investigadores jóvenes de nuestra facultad como de otras unidades académicas. Lo caracterizaba su gran disposición y apasionamiento (café mediante) para narrar con lujo de detalles aspectos diversos del funcionamiento de la antigua Ibatín, incorporando nuevos datos en la conversación que eran desconocidos hasta ese momento, producto de sus lecturas y un análisis estricto de las fuentes coloniales.
Luis, aparte de ser mi tesista doctoral, era principalmente un amigo de la vida a quien extrañaré siempre. Su muerte, con muy pocos ritos, prematura y trágica, impactó y seguirá impactando en todas las personas que lo quisimos con el corazón.
Mario A. Caria