Mi trabajo se desarrolló en la Escuela de Ingenieros Agroalimentarios dentro de la Universidad de Nantes (Estas escuelas son centros de gran importancia del conocimiento en diferentes áreas en Francia existiendo otras 4 escuelas como la de medicina, veterinaria, ingeniería, ETC). Mi tema de trabajo se relacionó al estudio genético de péptidos antimicrobianos para su empleo en salmón ahumado. En el trabajo siempre se optimizaba el tiempo pues uno tenía al alcance de la mano todos los recursos solicitados, además de la gran colaboración desinteresada de los compañeros y del personal de la Universidad.
Es así que en forma paralela a mi trabajo pude formar un gran grupo de amigos provenientes de diferentes países europeos como extracomunitarios, por lo que el idioma oficial siempre fue el francés lo que me permitió incorporar otra lengua a mi conocimiento, apoyado con cursos tomados en la universidad para extranjeros. Esto fue muy importante pues así me pude comunicar e interactuar con personas del ámbito científico o no, permitiendo absorber conocimientos culturales de la Bretaña es decir de la cultura Celtas con su propia lengua, como así también de otras regiones de la campiña francesa. Si bien antes de este viaje había estado en Francia y otros países europeos fue como turista y en esta nueva experiencia de vida fue muy enriquecedora por el diario vivir como ciudadano.
Esta región caracterizada por sus vinos, cidras, una única manteca con sal marina, sus típica crêpes tanto dulces como saladas y la imponente brisa del mar Atlántico. Sumado a la vida cotidiana para poder interactuar con compañeros y amigos en los diferentes deportes, así como viajes por el interior de Francia y de países comunitarios. Culturalmente las visitas a museos, castillos y algo muy especial en Nantes fue conocer la casa de nacimiento del célebre Julio Verne muy adelantado para su época.
Lo que pude llevarme de lo cotidiano de la sociedad francesa es que la vida en general es distendida y además del trabajo, la gente en general disfruta de cada instante social que se le presenta y siempre es sinónimo de celebraciones.
El estar ahí me permitió conocer a muchas personas de mi profesión y aprender cosas que me hicieron crecer académicamente y tomar valor para la búsqueda de una nueva postulación posdoctoral en una Universidad Canadiense angloparlante por un año más que es otra historia; pero lo resalto pues ello me permitió esperar con menos angustias los resultados del ingreso a carrera como investigador del CONICET cuyos resultados me permitieron el regreso a mi terruño en el año 2006 a PROIMI.
Estas experiencias de vida me dieron mucha solides en varios aspectos de la vida, por lo que lo recomiendo pues uno valora las pequeñas cosas de la vida y ve que no todo está perdido.