Desde pequeña practiqué varios deportes, natación, jockey, danzas y gimnasia artística. Todos me gustaban mucho porque soy bastante inquieta pero dediqué el mayor tiempo a la gimnasia. Este último es un deporte en el que se ejecutan secuencias de ejercicios físicos que requieren fuerza, flexibilidad y agilidad. Es una disciplina que logra el desarrollo de las capacidades físicas al trabajar de forma sistemática y a mí me enseñó muchas destrezas pero también disciplina, habilidades y poder mantener el equilibrio tanto del cuerpo como de la mente en diversas situaciones. Un deporte que genera además mucha adrenalina a la hora de competir porque aunque las rutinas pueden salir bien o mal, siempre queda la sensación de haberlo intentado y eso uno siempre lo lleva a diferentes actividades en la vida cuando perseguimos nuestros sueños.
Cuando comencé investigación en mi doctorado, volví a sentir esa pasión y esa adrenalina pero esta vez en poder hacer algo que sume a la ciencia, a nuestra sociedad y también al cuidado del medio ambiente. En esta etapa de mi vida todas mis tareas de investigación, de docencia y en mi casa mis responsabilidades como mamá, no me dejaban mucho tiempo para alguna actividad física. Pero era el momento de priorizar esas actividades y poder aportar mi granito de arena en esas áreas de nuestras vidas que son tan importantes.
Luego llegó el día en que me comencé a organizar de otra manera para poder tener un tiempo y volver a esa pasión por la gimnasia que tuve desde mis 7 años. Es así que aunque sea una hora por día la destiné a practicar alguna actividad física. Muchas veces tenemos una rutina de actividades extensas y eso nos lleva a estresarnos y es ahí en donde la actividad física es muy importante para mantener nuestra salud física y mental. Cuando se habla de actividad física no se hace referencia exclusivamente a la práctica deportiva sino que, tal como la define la Organización Mundial de la Salud, consiste en cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad física es esencial para mantener una calidad de vida saludable ya que tiene gran impacto en la prevención de enfermedades y además mejora la salud cardiovascular, metabólica, cognitiva y emocional. Y es así como llegué a probar una clase de crossfit por la insistencia de algunos amigos. Tengo que reconocer que yo pensaba que la práctica de ese deporte no era saludable, pero estaba equivocada. Todo lo que había aprendido de pequeña en gimnasia artística vino a mi memoria y la verdad que fue un cable a tierra en un momento difícil que me tocó vivir en mi vida personal. El crossfit es un deporte muy completo que se basa en el trabajo de diferentes capacidades y habilidades: resistencia cardiovascular y respiratoria, resistencia muscular, fuerza, flexibilidad, potencia, velocidad, agilidad, psicomotricidad, equilibrio y precisión. Practicado con responsabilidad y el seguimiento de profesionales especializados es muy beneficioso para la salud. Y eso es lo que yo encontré en el box Soviet, que además me permitió conocer excelentes personas y muy buenos amigos. Debo reconocer que por mi gusto en participar en competencias desde pequeña, también competí en crossfit y la experiencia fue muy gratificante. Sin embargo la competencia requiere mucho tiempo y entre las responsabilidades de mi trabajo y mi casa muchas veces no es posible. Entonces para mi fue muy importante tomarlo como un hobby, disfrutarlo sin presiones y poder compartir esa pasión por el deporte con otras cosas que también me dan mucha felicidad como disfrutar con mi hija, enseñar Química en la facu e investigar en medio ambiente.
TODOS NUESTROS SUEÑOS SE CONSTRUYEN CON ESAS PEQUEÑAS COSAS QUE VAS DESCUBRIENDO DÍA A DÍA QUE TE GENERAN PASIÓN Y FELICIDAD.