Este tiempo de pandemia, que es mucho más que una crisis sanitaria, nos adentró de lleno en una etapa que hoy quisiera equiparar a la de la crisálida para la mariposa. Nos encontramos de pronto limitados, encerrados en un capullo que es nuestro espacio vital íntimo, nuestra burbuja. Enfrentados a situaciones frustrantes y traumáticas que se suceden sin cesar y sin poder acceder a los recursos y personas que antes nos ayudaban a sortear los problemas y situaciones adversas. La resiliencia ya no nos basta, ya que nos resulta cada vez más evidente que ese supuesto equilibrio anterior a la gran crisis, es precisamente, lo que colaboró en generarla.
El desafío entonces está en mirar más lejos, más alto.
Desde el silencio y la escucha debemos ahondar en descubrir la sabiduría que estos desafíos aportan, para capitalizar gracias a ellos, la resistencia y fortaleza suficientes para poder desarrollar las alas que nos garanticen que vamos a tener la capacidad personal y social de poder volar. Mi desea es que no desperdiciemos esta fabulosa y única oportunidad, de dejarnos estrechar por los límites hoy impuestos, para adquirir en ese abrazo la fuerza de trasformación que nos permita emerger, como las mariposas, como seres más bellos y luminosos.
María Clelia Viollaz