Los dos años que duró el Doctorado fueron muy estimulantes por varios motivos. La Universidad de Alicante cuenta con un hermoso campus, moderno y espacioso, con parques y plazas por los que transitan estudiantes de intercambio, de todo el mundo. Las clases eran totalmente novedosas para mí, con profesores especializados en el amplio espectro de temas que abarca el Derecho Ambiental. Y, sobre todo, porque tuve el honor de tener como docente a Don Ramón Martín Mateo, considerado el padre del Derecho Ambiental en España y muy reconocido en Europa y Latinoamérica. Además de su prestigio académico, Don Ramón era muy querido por todos sus colegas y sus alumnos. Generoso y afable, siempre nos dedicaba tiempo para consultas y comentarios, especialmente a los estudiantes extranjeros.
Esta experiencia me marcó tanto en lo profesional como en lo personal. Definió mi vocación y me dio una visión amplia y dinámica de los desafíos ambientales y cómo abordarlos desde las ciencias jurídicas. También me dejó entrañables amistades y un gran cariño por España.