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20 años de Arqueología Forense en Tucumán | La arqueología como una herramienta para la Memoria, la Verdad y la Justicia

  • 25 Abril, 2022

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Hace 20 años la Justicia Federal encomendó, a un grupo de estudiantes, docentes y graduades de la Facultad de Ciencias Naturales (algunos de los cuales hoy conforman el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán - CAMIT) la tarea de ubicar un antiguo pozo de agua, que según los testimonios- había sido utilizado como fosa de inhumación clandestina, funcional a la última dictadura cívico-militar y sus etapas previas.

Desde ese momento y hasta el día de hoy este conjunto de arqueóloges forenses se comprometieron con los Derechos Humanos buscando dar respuestas a un pasado reciente silenciado y a familiares que no cesan en su búsqueda.

A pocos kilómetros de la capital tucumana, en Tafí Viejo, se encuentra el Pozo de Vargas, una construcción subterránea de mampostería de fines del siglo XIX. Allí, el CAMIT, con el apoyo del Instituto de Arqueología y Museo (IAM-FCN e IML) y del Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES, CONICET-UNT), realiza trabajos de arqueología y antropología forense para la resolución de casos de personas detenidas desaparecidas en Tucumán.

En su trabajo “Volver a casa”, un grupo conformado por docentes y estudiantes de esta facultad, explican que: “La arqueología es una actividad de búsqueda, principalmente, de cosas. Aunque, también, a veces buscamos cosas que no están, es decir, ausencias”. Así, hacen una modesta alusión a su enorme tarea a partir de la cual lograron reconstruir las condiciones del secuestro y cautiverio de personas desaparecidas, recuperando y dando constancia de una parte de la historia argentina para que nunca nadie más se atreva a negarla. Sin embargo, esta breve descripción sigue quedando pequeña para explicar el compromiso asumido con los familiares de los desaparecidos. “Volver a casa” es una expresión que acuñaron justamente en ese sentido. A partir de la recuperación de estos restos, en donde se incluyen prendas, su acondicionamiento, la limpieza y trabajos de conservación preventiva se pretende devolver a los familiares un parte de aquello que les fue arrebatado a modo de, tal como lo dice el trabajo, “liberarlas de su pasado silenciado”.  

Los colectivos encontraron en este siniestro lugar los restos óseos de 147 personas víctimas directas del poder represivo estatal y  más de 250 prendas de vestir y 196 restos de calzado, cintos y otros. Actualmente son 116 las personas identificadas, lo que convierte al Pozo de Vargas en el lugar de inhumaciones clandestinas con más identificados de Argentina. El Pozo de Vargas “Una herida abierta” como lo definieron los familiares de detenidos y desaparecidos de Tucumán, intenta ser curada mediante el aporte del CAMIT y la lucha inclaudicable de los organismos de DDHH.

A 20 años de este camino, la Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L. reconoce este trabajo.

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