La conservación en tiempos de pandemia
Dr. Juan Pablo Juliá
La tierra atraviesa un período de grandes cambios, provocados por las actividades humanas. Dada la desproporcionada influencia de nuestra especie en todo el planeta, este período ha sido dado en llamar Antropoceno. El mismo se caracteriza por un conjunto de efectos nocivos y bien documentados sobre los ambientes naturales. Estos efectos incluyen la contaminación de la atmósfera, mares, ríos y ecosistemas terrestres, el cambio climático antropogénico y un ritmo de extinción de especies que muchos autores equiparan a los grandes eventos de extinciones masivas ocurridos en el pasado geológico. A todas estas calamidades, desde el año pasado, la humanidad sufre los efectos de una pandemia (provocada por el virus SARS-CoV-2), que ha afectado nuestras actividades y costumbres de una forma y alcance que aún no alcanzamos a dilucidar. Este efecto sobre las actividades humanas se hizo notar, sobre todo en los comienzos de la pandemia, con la difusión de imágenes inusuales de ambientes que parecían mejorar y animales que se dejaban ver en lugares poco habituales. Un muy reciente trabajo (Bates et al., en prensa) da cuenta de cientos de reportes y observaciones que dejan en evidencia, cuán rápido pueden recuperarse algunos ambientes cuando cesa la acción humana sobre los mismos. No estamos hablando de recuperación de especies, esto requiere de meses o años (según la tasa incremento poblacional propia de cada una de ellas) para hacerse evidente, si no del efecto en la atmósfera y los ríos con el cese de las actividades fabriles y el transporte. Las imágenes recordaban, salvando las distancias, al libro de Alan Weisman (2007) “El mundo sin nosotros”, o a la miniserie “Life after people” (2008-2010). Ambos constituyen un ensayo de cuán rápido desaparecerían las infraestructuras humanas, se recompondrían algunos ecosistemas y que especies se verían beneficiadas y cuales perjudicadas con nuestra repentina desaparición.
El desafío de la montaña
Marcela Correa
Me presento, mi nombre es Marcela Correa, soy Lic. en Cs Biológicas egresada de la Facultad de Cs. Naturales e IML (UNT) y estoy finalizando mi Magister en Entomología. Soy investigadora de la Fundación Miguel Lillo. Me desempeño desde hace varios años como docente en la Cátedra de Biología Animal, en mis inicios como alumna dentro del Programa de Recursos Humanos y posteriormente como graduada. Tambien realizo tareas de Gestión como secretaria en el Colegio de Graduados de Cs. Biológicas de Tucumán.
AL CAMBIAR DE SIGLO
Por Mónica Díaz
Entrando al nuevo siglo, iniciando el año 2000, todo cambió en mi vida y después de cinco años de becas del CONICET, quedaba fuera del sistema, sin obtener la beca postdoctoral, a pesar de haber hecho todo lo que se suponía que una becaria debía hacer: terminar su doctorado en tiempo y forma y publicar los resultados. Justamente en esa época, cuando un ministro mandaba a los investigadores a lavar platos, ingresar al CONICET era una tarea titánica reservada para unos pocos elegidos. Así fui contratada por el Sam Noble Oklahoma Museum of Natural History para trabajar con los Dres. Michael Mares y Janet Braun. En un principio el trabajo se desarrollaba aquí, recorriendo museos para estudiar los mamíferos de la Argentina, ya que el postgrado ofrecido era para escribir un libro sobre los mamíferos del país incluyendo los datos obtenidos en museos y en investigaciones de campo. Luego de un año en esa situación pidieron mi traslado para vivir a los Estados Unidos. Si bien antes, durante mi doctorado pude viajar a los EEUU, para entonces el pensar en vivir allá era todo un reto, pero decidí aceptar.
27 años no son nada...
Natalia Davalos
27 años pasaron ya desde el día en que llegué, de la mano de mi mamá, a mi primera escuela de baile… Un lugar en el que te paseaban por un popurrí de ritmos bien surtidos, de todo un poco. Danzas clásicas e internacionales era el marco formal con que se presentaba la academia. Me gustaba mucho bailar, así que los géneros me daban igual a la hora de mover el cuerpo. Sin embargo, no tardé en darme cuenta por donde iba mi camino… un ritmo que movía algo en mí y me hacía ir más allá de lo técnico, de lo musical y corporal pero claramente canalizaba a través del cuerpo…